Cuerpo en Orden y Práctica Deportiva – Parte 3
Por la mañana vamos a mirar nuestro carro y en el piso debajo de él hay una mancha de aceite, seguramente hay un problema con el carro, la pregunta es: Es el problema la mancha de aceite o algo que ha originado dicha mancha? Es decir, la solución es limpiar la mancha y poner más aceite al carro o encontrar la razón por la cual éste pierde aceite y resolverla? Así es mas o menos como en generalidad vemos y tratamos los dolores en nuestro cuerpo: si me duele la cabeza me tomo una pasta, si me duele la espalda me tomo un relajante muscular etc. Queremos deshacernos del síntoma atacando el síntoma y no su raíz. Como ya hemos empezado a ver, la raíz de dichos síntomas (dolores) es en su mayoría un problema de disfuncionalidad biomecánica.
Estamos ejercitándonos o practicando deporte de una manera agresiva que pueda atentar contra dicha funcionalidad o vamos en pro de mantenerla e incluso de prevenir problemas a futuro?De lo que hemos visto hasta el momento podemos entender que dependiendo de la manera como mi cuerpo se mueva (las cargas que soporte, la intensidad y continuidad con la que realice ciertos movimientos) su funcionalidad biomecánica se verá alterada.
Hemos visto como un disco intervertebral reacciona a las fuerzas a las que está sometido, con el riesgo de protruir hasta herniarse (y por consiguiente tocar nervios o médula adyacente) si es sometido a tensiones «indebidas». Pongo entre comillas la palabra pues esto depende de muchos factores, pero partamos de la física básica con relación a la distribución de peso y fuerzas en nuestro cuerpo.
Somos bípedos, tenemos dos piernas y en general pasamos gran parte de nuestras vidas en estado de bipedestación, es decir, de pie, parados en nuestros pies. Para poder permanecer de pie en equilibrio entran en juego varios sistemas, no es el caso mencionarlos todos, pero hay un par de factores importantes y son nuestra línea de gravedad y nuestra base de sustentación.
La línea de gravedad es una línea imaginaria por donde se concentra nuestro peso (incluyendo el de las cosas que llevemos puestas o carguemos como ropa, maletines, cajas etc.). Esta línea se proyecta en el piso en un punto específico que, generalmente está dentro de nuestra base de sustentación.
La base de sustentación es el área que delimitan las márgenes externas del apoyo de los pies y todo lo que queda entre ellos cuando estamos en bipedestación. Para que un cuerpo esté en equilibrio es necesario que la línea de gravedad se encuentre en el centro de la base de sustentación.
De esta manera todas las fuerzas que actúan sobre nuestras vértebras están «debidamente» repartidas, por consiguiente (idealmente) no causan riesgos de protrusiones. Cuando nuestro movimiento rompe esta regla comienzan a haber situaciones de riesgo para dicha funcionalidad.
En la siguiente imagen veremos una persona levantando una caja de 25 kgms de peso, de dos maneras distintas.
En el lado izquierdo se ve la forma adecuada de levantar dicha carga, haciéndolo de esa forma (omitiendo los cálculos físicos y matemáticos referente a la repartición de fuerzas y ángulos de ataque) los discos de la espalda se ven sometidos a una fuerza de aproximadamente 75 kgms.
En el lado derecho se ve la forma inadecuada de hacerlo, lo que somete a los discos intervertebrales (especialmente a los lumbares) a una fuerza de aproximadamente 375 kgms, es decir 5 veces más de lo que debería soportar.
Es decir, el disco se somete a fuerzas muy altas y presiones que lo pueden llevar a protruírse con más facilidad, dependiendo de cuán repetidamente realizamos este tipo de movimientos, dando origen así a afecciones nerviosas que pueden ir desde dolores (en diferentes partes del cuerpo, no solo en la espalda) sino también problemas adicionales como mareos, problemas respiratorios, trastornos digestivos etc.
Esto es solamente viéndo los movimientos de tipo flexión extensión, pero que pasa con los giros en contrasentido? Me refiero a cuando por ejemplo, teniendo el pie derecho adelantado, giramos la parte izquierda de nuestra cadera (incluyendo el brazo izquierdo) hacia adelante, generando un movimiento en nuestras vértebras similar a lo que ocurre cuando escurrimos un trapero o una toalla.
De nuevo, no se trata de no hacer ningún tipo de ejercicios o movimientos, es más de tener un poco de idea sobre que tipo de movimientos pueden vulnerar más o menos nuestra integridad estructural y sobre todo tener claro que la repetición continua y forzada de este tipo de movimientos definitivamente pasa la factura en algún momento.
Para dejar un abrebocas de la próxima y última entrega de esta serie de artículos relacionados con el cuerpo en orden y la práctica deportiva, quiénes de los siguientes deportistas creen ustedes que tienen más posibilidades de sufrir dolores de espalda, cuello, rodillas o incluso que estén sufriendo una o varias hernias discales?
Bueno, espero que la idea vaya quedando un poco más clara, gracias por su atención y nos vemos en la próxima!