Cuerpo en Orden y Práctica Deportiva – Parte 2
Esta es la segunda entrega de una serie de artículos referentes a las actitudes corporales que pueden ser nocivas, no solo en la práctica deportiva sino también en nuestro diario vivir. No se trata de una crítica a estilos o maneras de practicar deportes, simplemente se trata de una invitación a revisar lo que puede o no afectar funcionalmente nuestro cuerpo, nuestro sistema, nuestra vida.
Partamos de la espalda, específicamente de la columna vertebral. Está formada por 24 vertebras, separadas en 3 grupos: Cervical, Dorsal y Lumbar y la última parte va finalizando en el Sacro. Por entre la columna vertebral pasa la médula espinal (que está conectada con el cerebro) y de la cual se ramifican pares de nervios que van a diferentes partes de nuestro cuerpo.
Podemos decir que nuestro cerebro se conecta con el resto del cuerpo gracias a todas las ramificaciones nerviosas que salen de la médula espinal. Estas ramificaciones salen por los espacios intervertebrales, entre cada par de vértebras tenemos unos discos, los cuales sirven para amortiguar y permitir la movilidad de dichas vértebras.
También podemos decir que hemos sido «diseñados» para funcionar correctamente, movernos «libremente» y llevar a cabo una dinámica de vida gracias a la manera como nuestra espalda está articulada.
Infortunadamente no es del todo cierto, debido a ciertas variables (como posturas inadecuadas, movimientos «nocivos» exagerados, ejercicios repetitivos «mal realizados» y en muchas ocasiones incluso negligencia en procesos de prevención) nuestra funcionalidad mecánica se ve alterada y por consiguiente nuestro sistema nervioso también, pues ya hemos visto como se conecta con la columna vertebral.
Para poder tener un poco más de base y comprender mejor esta idea miremos un segmento aislado de nuestra columna vertebral, es decir, el conjunto VERTEBRA-DISCO-VERTEBRA.
Veamos la imagen a la derecha, tenemos un grupo vertebral en dos vistas diferentes, una lateral y una en perspectiva desde atrás. De hecho las imágenes muestran un proceso de hernia discal, pero de momento no hablaremos de eso, solamente nos apoyaremos en la imagen para entender anatómicamente la columna y los pares vertebrales.
En la vista lateral tenemos un par de vértebras (color hueso), entre las vértebras vemos una masa púrpura, la cual representa los discos intervertebrales, y en color azul vemos la médula espinal pasando por el eje vertical de las vértebras, y las ramificaciones nerviosas que salen por los lados de las mismas, en el eje horizontal.
Ya hemos visto que nuestras vértebras se mueven articuladamente, pero si entre ellas existen estos nervios y ramificaciones podriamos pensar que estamos en riesgo de lastimarlos si algo «malo» nos sucede durante alguno de nuestros movimientos. De hecho puede estarnos sucediendo en este momento, solo que aún no nos damos cuenta pues los dolores, molestias o malestares solo se manifiestan cuando un nervio es afectado directamente.
Cada disco intervertebral está «diseñado» para resistir cargas fuertes, en condiciones «equilibradas» de movimiento, cuando estas condiciones dejan de cumplirse los discos sufren daños, es cuando suceden las «protrusiones discales», es decir el disco empieza a salirse de su lugar con el riesgo de afectar la médula espinal o uno de los nervios que pasan cerca de él.
Este es el principio de las hernias discales. En la siguiente imagen vemos como un disco herniado toca un ramal de nervios…dependiendo de cuál o cuáles nervios y de cómo los toque dicho disco protruído nuestro cuerpo empezará a producir alarmas…un dolorcito por acá, una sensación de cansancio en la espalda, un tirón por aquí etc.
Con esta información básica espero que tengamos un poco claro que podemos estar sintiendo dolores musculares, dolores de espalda, dolores de rodilla, dolores en las manos etc. y que dichos dolores en su grán mayoría pueden ser originados por una disfunción aticular, que afecta directamente algún grupo de nervios.
Para terminar esta entrega quiero adicionar algo muy importante, los músculos son solo víctimas de todo este proceso, un músculo responde a órdenes del sistema nervioso, si el sistema nervioso está afectado ellos recibirán la información pertinente (acerca de este tema profundizaremos más en próximas entregas).
A manera de abrebocas a la siguiente entrega: Si mi alarma de incendios se dispara el problema no es el ruido que ésta haga, la solución no es apagar o desconectar la alarma, el problema es el incendio del cual me está informando por medio de sus ruidos, es decir, el problema a resolver será el incendio, no el ruido que produce la alarma.